FAIMA se reunió con los principales candidatos para conocer sus propuestas

Ayer, en una jornada mano a mano, nos reunimos con los representantes de los partidos que hoy participan en la carrera presidencial, para conocer sus propuestas para el sector.

Estuvieron Agustín Rossi, actual Jefe de Gabinete de ministros de Argentina y candidato a vicepresidente por Unión por la Patria; Gerardo Alonso Schwarz, del equipo de Fundación Mediterránea, entidad que lidera los proyectos económicos del espacio de Patricia Bullrich para Juntos por el Cambio; y Juan Schiaretti, actual Gobernador de Córdoba y candidato a presidente.

Desde FAIMA pusimos énfasis en las necesidades puntuales de la industria forestal y las diversas cadenas productivas de la madera. Entre ellas: mayor apertura al comercio exterior, equilibrio en importaciones, normas del bosque nativo y de promoción de las plantaciones forestales (Ley 26331 y Ley 25080), promoción definitiva de la construcción con madera como opción habitacional sustentable, capacitación y un tipo de cambio estable, entre otras preocupaciones.

 

 

Desarrollar la industria maderera para mitigar el cambio climático

En el mes del ambiente, la Federación Argentina de la Industria Maderera (FAIMA), entidad de segundo grado que representa a 28 cámaras a lo largo y ancho del país y comprende a toda la cadena foresto-industrial, remarca la importancia de este recurso natural en la mitigación del cambio climático.

La Argentina cuenta con alrededor de 55 millones de hectáreas de bosques nativos en distintas categorías de conservación. Los bosques nativos son ecosistemas forestales naturales compuestos por especies arbóreas nativas maduras, flora y fauna asociadas, que en su estado natural otorgan equilibrio dinámico y brinda diversos servicios ambientales a la sociedad, además de los recursos naturales con posibilidad de utilización económica.

Desde 2007, la ley 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos, también llamada Ley de Bosques, regula la actividad. “Después de atravesar un periodo de falta de financiación de los fondos, en los últimos 3 años se ha producido un incremento sustancial en los montos previstos para el manejo de los bosques”, indicó Daniel Loutaif, coordinador del Departamento de Bosques Nativos de FAIMA.

Este departamento está integrado por los actores principales de las cámaras de Misiones, Salta, Chaco, Jujuy, Tucumán, Santiago y Tierra del Fuego. Desde 2023, participa en la Mesa de Bosques del Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA) con voz, pero sin voto.

La administración responsable del recurso natural constituye una gran oportunidad para el sector, ya que la Industria Maderera es un actor muy importante en la mitigación de los gases efecto invernadero y en la captura de CO2 (dióxido de carbono).

Cabe destacar que las ventajas ambientales se maximizan cuando se lleva a cabo una gestión forestal sostenible que garantice la regeneración de los bosques y la conservación de la biodiversidad.

En este sentido, en Argentina, se vienen implementando prácticas que permiten compatibilizar la producción y aprovechamiento de los bosques, con la conservación de la biodiversidad y el uso sostenible y sustentable de los recursos, buscando el equilibrio entre lo ambiental, social y económico.

“Actualmente, las actividades agrícolas y ganaderas pueden complementarse con las actividades forestales del bosque, mediante una buena planificación y la coordinación intersectorial en los planos locales y nacionales”, precisa Loutaif.

Contrarrestando el cambio climático

Los árboles son reconocidos ampliamente por su aporte a la mitigación del cambio climático, ya que se aceptan como el sistema basado en la naturaleza más eficiente para absorber CO2 de la atmósfera. De hecho, se estima que un metro cúbico de madera contiene alrededor de una tonelada de CO2, que equivale al consumo de 350 litros de gasolina.

“La actividad transformadora de la foresto industria continúa manteniendo el CO2 en el producto durante toda la vida útil del mismo, sea un mueble, una puerta, un piso o una casa. Es decir, mientras más usemos productos elaborados con el recurso natural madera, más beneficiamos al ambiente”, precisa Loutaif.

Siguiendo esta línea, es vital el aporte que el uso de la madera realiza al sustituir productos no renovables y de uso intensivo de energía, así como en la generación de energías alternativas en base a subproductos de la madera.  La madera no solo tiene la capacidad de almacenar el CO2 en sus usos sólidos, sino que, además, ofrece alternativas para sustituir productos de origen fósil.

En lo que respecta a construcción, la madera resurge como el material estrella por ser sostenible: es más eficiente en el consumo energético y reemplaza productos no renovables (cemento, hierro, aluminio) y con alto nivel de emisión de gases de efecto invernadero, convirtiéndola en una opción preferible.

Con las casas de madera se retira el carbono del ambiente, mientras que la huella de carbono del proceso constructivo es cero o positiva. No hay otro material con esas características.

Por otro lado, para su disposición final, es renovable y reciclable. “La posibilidad de transformar los residuos de la actividad en materiales como chip, briquetas, pellet, que sirven a la cogeneración de energía, como abono o combustible renovable; permite constituir una economía circular muy importante para la actividad productiva del sector”, señala.

Estas características no solo ayudan a la mitigación del cambio climático en toda la cadena productiva, sino, además, a una bioeconomía circular, y con ello, a opciones más sostenibles e inclusivas, dada la alta creación de empleo que genera, aportando al crecimiento y desarrollo económico.

La promoción del uso responsable de la madera, con su consiguiente política de promoción de la forestación, puede posicionar a la Argentina a la vanguardia de los temas ambientales.

Así mismo, nuestro país, a partir de sus bosques nativos, también presenta una oportunidad única para ubicarse en el mundo a través del desarrollo de los mercados de carbono.

Los mercados de carbono surgen como una vía para canalizar financiamiento, principalmente privado, para la acción climática. Se busca, mediante mecanismos de mercado, generar incentivos para la captación o disminución de emisiones, volviéndolo viable económicamente.

Desafíos y prioridades

La primera prioridad para los actores de la industria es conocer de la manera más acabada los bosques nativos, tanto en cantidad como en calidad, involucrando a los actores locales. Esto permitirá planificar su uso en función de su capacidad de provisión de bienes y servicios de forma sostenida.

Pero para ello, es necesario contar con incentivos directos e indirectos que conlleven a la aplicación de las acciones planificadas (precios, tecnología, demanda sostenida y conciencia social en el uso de la madera como un bien renovable). Además, es importante el desarrollo del bosque implantado, aliado incondicional para reducir la presión sobre el bosque nativo.

El desafío es conjunto de gobiernos, sector privado y sociedad, y las políticas gubernamentales deben acompañar el proceso hacia un uso sostenible. Este tránsito es de largo plazo, por lo que las políticas forestales deben trascender a los gobiernos de turno y ser permanentes, ajustadas y equitativas.

“Por todo lo mencionado, desde FAIMA consideramos que la cuestión ambiental es una gran oportunidad para potenciar el desarrollo productivo, beneficiando a la comunidad toda”, concluye Loutaif.

Las pérdidas estimadas por los incendios ascienden a 3.850 billones de pesos

La Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA), que aglutina a 28 cámaras que representan a todos los eslabones del sector forestal, señaló que parte de la responsabilidad por los incendios es por “políticas públicas erradas que urge cambiar”.
La Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA), y las 28 Cámaras Empresarias que representa en todo el territorio nacional, estimó que las pérdidas por los incendios forestales que afectan a buena parte del país ya ascienden a 3.500 millones de pesos por cada 1000 hectáreas de bosques implantados.
Solamente en 2020 se quemaron en la Argentina 1.100.000 hectáreas de bosques, por lo tanto la estimación de FAIMA de pérdidas por incendios forestales asciende a 3.850 billones de pesos (millones de millones). Es más de 3 veces la recaudación de la AFIP de diciembre 2021.
Equivale a los recursos que el Gobierno Nacional coparticipó a las 24 jurisdicciones el año pasado. “Este desastre ambiental es en parte consecuencia de políticas públicas erradas, que hace tiempo vienen desfinanciando la ley de bosques”, apuntó Daniel Loutaif, Coordinador del departamento de Bosques Nativos de FAIMA.
Argentina cuenta con un millón trescientas mil hectáreas de bosques implantados y 55 millones de hectáreas de bosques nativos.
En los últimos años, el Estado Nacional viene desfinanciando las leyes destinadas a proteger los Bosques. Tal es así que los fondos destinados en el Presupuesto 2022, que no se llegó a sancionar, para la Ley 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos, representa solo un 3% de lo que corresponde: apenas $ 22 pesos por hectárea de bosque.
“Debe haber una política de estado que trascienda los distintos gobiernos. No podemos continuar desfinanciando las leyes que regulan tanto los bosques nativos como los bosques implantados”, explicó Loutaif.
De acuerdo al Global Forest Watch, solo en el último mes (24/12/2021 al 24/01/2022) se registraron 7,849 alertas de incendios en Argentina. El 95% de los incendios forestales son producidos por intervenciones humanas, según el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF). Esas intervenciones abarcan desde preparación de áreas de pastoreo con fuego hasta
dejar fogatas o colillas de cigarrillo mal apagadas.
“Indudablemente que en los incendios forestales además existe un componente climático que contribuye a su propagación, pero es insoslayable mencionar lo errado de las distintas políticas públicas en el manejo del fuego”, agregó Loutaif.
Solo durante el 2020, se quemaron un millón cien mil hectáreas de bosques en nuestro país. Por ello es que desde la organización aseguran que “las políticas reactivas propuestas por el Gobierno son escasas e ineficientes. Debemos sentarnos juntos, sector público y privado, a trabajar incansablemente en la prevención, donde seamos capaces de provocar un cambio
cultural en la población para que todos cuidemos los bosques”.

Pérdidas estimadas por los incendios forestales
Para poder mensurar las pérdidas que este siniestro ocasiona, es necesario distinguir un incendio forestal de Bosque Implantados de uno en Bosque Nativo. El Bosque implantado tiene la particularidad de contar con una mayor cantidad de madera por hectárea (aproximadamente 350 M3) en época de corte final, es decir, a los 15 años de plantado.
Si cada M3 rinde en aserradero aproximadamente 200 pies cuadrados a un valor de $50 cada uno significa que:
● A valor de madera en rollo, una hectárea de Bosque Implantado representa $ 700.000 de valor. Si se queman 1.000 hectáreas, se pierden $ 700 MM.
● A valor de madera aserrada, una hectárea de Bosque Implantado representa $ 3.500.000. Si se queman 1.000 hectáreas son $3.500 MM.
En el caso de los Bosques nativos, son especies de crecimiento lento y de mucha menor densidad por hectárea. La cantidad de madera en diámetro de corte por hectárea de un bosque nativo en buenas condiciones puede llegar a 15 M3.
El precio de un metro cúbico de Cedro es de $ 30.000, mientras que el precio de un metro cúbico de Lapacho es de $ 25.000. Si cada M3 rinde en aserradero aproximadamente 200 pies cuadrados a un valor de $400 cada uno significa que:
● A valor de madera en rollo nativa una hectárea representa $ 450.000. Si se queman 1.000
hectáreas, se pierden $ 450 MM.
● Mientras que a valor de madera aserrada nativa 1.000 hectáreas son $ 1.200 MM.

Estos datos son estimados y varían de acuerdo a la calidad y diámetro de la madera.
Por otro lado, se sufren daños más difíciles de cuantificar, entre ellos: Biodiversidad, Servicios Ecosistémicos, Escorrentía del suelo, GEI, Impactos Ecológicos. “Se necesita de un trabajo en conjunto entre el gobierno, las empresas y la sociedad.
Necesitamos políticas públicas desde el estado, que generen herramientas sostenibles en el tiempo, y el financiamiento y los recursos necesarios para poder llevar adelante los planes de acción”, concluyó Loutaif.