Es necesario y urgente un nuevo abordaje al drama de la sequía, los incendios forestales y el impacto del cambio climático en un sector que genera 100.000 empleos.
La Federación Argentina de la Industria de la Madera y Afines (FAIMA) -que aglutina a 28 cámaras que representan a todos los eslabones productivos de la madera-, desea hacer un llamado a la comunidad y a las autoridades nacionales y provinciales ante los devastadores incendios que afectan a Corrientes, Misiones, Chaco, Formosa, Entre Ríos y otras provincias.
Las pérdidas materiales se estiman ya en más de 50 millones de dólares hasta el momento y siguen subiendo día a día, con pronósticos climáticos que no auguran lluvias abundantes a la brevedad.
Pero, además de las pérdidas materiales, es imprescindible considerar el impacto de este desastre natural en la fuente de trabajo de la que dependen cientos de familias, empresas PyME y emprendimientos que viven de la actividad forestal y corren el riesgo de desaparecer.
La industria forestal emplea en forma directa y formalmente, a unas 100.000 personas y exporta alrededor de 700 millones de dólares anuales en toda la cadena productiva.
Solamente considerando la producción silvícola, los empleos son miles. En una forestación de 1.000 hectáreas de pinos o eucaliptus en Corrientes trabajan decenas de personas en las tareas de preparación del terreno (tractoristas, afines), trituración, eliminación de material residual, control de hormigas, malezas, plantación, reposición, aplicación de herbicidas, podas -se realizan 3 o 4- que se realizan en forma manual con tijera electrónica o serrucho de poda.
Muchos de sus dueños son pequeños o medianos productores que ven cómo se ha perdido su inversión de 20 o 30 años en una noche de fuego. Hoy, patrones y empleados están trabajando codo a codo con las precarias herramientas que tienen a mano en un intento desesperado por controlar el alcance de los daños.
Con la misma urgencia, las familias necesitan ser reubicadas y la mayoría no cuenta con seguros contra incendios, cuyo costo es similar a las potenciales pérdidas por el fuego.
La producción de resina, un subsector que da trabajo a miles de personas en forma directa e indirecta y genera divisas para el país, podría sufrir una caída del 50% en la producción con el riesgo de que desaparezcan industrias PyMe. Se perdieron ya millones de plantas con el consiguiente impacto en menos empleo y producción.
En estos momentos, es importante dejar de lado cualquier diferencia y empezar a trabajar en la reconstrucción del entramado productivo en un esfuerzo conjunto del Estado Nacional, provincias, municipios y el sector privado.
Necesitamos diseñar políticas públicas y mecanismos contra los incendios que permitan estar mejor preparados para otros eventos en el futuro, y que generen herramientas sostenibles en el tiempo, así como también contar con el financiamiento y los recursos necesarios para poder llevar adelante los planes de acción.
El cambio climático llegó para quedarse y es tiempo de pensar en nuevas soluciones, incluyendo los alcances de las leyes que regulan la emergencia agropecuaria y que, tal como están redactadas, hoy en día no alcanzan a incluir a muchos damnificados por la sequía y los incendios.
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